lunes, 3 de marzo de 2014

HISTORIA DE LA ARITMÉTICA

Historia de la Aritmética

Este ingenioso sistema de numeración, que hace la base de nuestra aritmética, ha sido familiar á los Arabes mucho tiempo antes de haber penetrado á nuestro suelo. Pero parece que el honor de su invención se debe a los Indianos, de quienes dice Alsephadi, autor árabe, que se gloriaban de la invención del modo de calcular y del juego del ajedrez lo que confirma Abei-Ragel, autor también árabe del siglo XIII.
 
 En esto mismo estriba la opinión de los que atribuyen a’ los Indianos el origen de, la aritmética, contra Platon y Aristágoras que le ponen en Egipto, y contra Estrabon, Porfirio y Procio que hacen este honor a los Fenicios, los primeros y mayores comerciantes del Universo. Sea de esto lo que se quiera, lo cierto es, que hasta Pitágoras,, que nació en el año 589 antes de Jesucristo, no se halla el menor indicio de que la aritmética se hubiese cultivado. 
 
 Con efecto, este filósofo célebre de vuelta de Egipto, á donde había ido á instruirse, y huyendo de Samos su patria que encontró tiranizada, fundó en Italia la Escuela llamada Itálica, en que enseñó toda clase de conocimientos sin excluir la aritmética que, entre varias virtudes misteriosas que se dice atribuyó a los números y sus combinaciones, enriqueció con la tabla de multiplicación llamada pitagórica y muchas otras de sus primeras verdades.
 
A sus discípulos debió la aritmética muchos progresos ; pues en tiempo de Platón y Euclides, tres siglos antes de la Era cristiana se conocían ya además de las primeras malas, la extracción de las raíces cuadrada y cúbica, y aun las proporciones. Aristóteles en diferentes pasajes de sus obras hace frecuentes alusiones y llamadas á las doctrinas aritméticas, que dan á entender que eran bastantes conocidas y comunes entre los Griegos sus lectores.
 
Hasta 113 años antes de Jesucristo, en que floreció Arquímedes, no se conoce invención particular en la aritmética : pero este filósofo cultivó y acaso inventó la utilísima teoría de las progresiones, demostrando en su Psammite o de número arenae, entre otras cosas, que el termino quingentésimo de una progresión décupla de granos de arena, llenaría el hueco entonces conocido entre las estrellas fijas y la tierra.

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