TEORIA NEBULAR
La teoría nebular es
una explicación de la formación de los planetas formulada por primera vez por Descartes, en 1644.
Propuso la idea de que el Sol y los planetas se formaron al unísono a partir de
una nube de polvo estelar.
Esta es la base de la teoría nebular, pero lo esencial de la teoría lo
formularon posteriormente Laplace y Kant.
En 1721 el sueco Emanuel Swedenborg afirma que el sistema solar se formó
por la existencia de una gran nebulosa en cuyo centro se concentraría la
mayor parte de la materia formando el Sol y cuya condensación y rotación
acelerada daría origen a los planetas. De la misma manera se formarían los satélites con
respecto a cada planeta. El problema de
esta teoría es que no explica el reparto del momento angular en el sistema solar.
La teoría
de Kant y Laplace (1796) afirma que la nebulosa primitiva se
contrajo y se enfrío bajo el efecto de las fuerzas de gravitación, formando un
disco plano y dotado de una rotación rápida. El núcleo central se hizo cada vez
más grande. Posteriormente, debido al aumento de la velocidad de rotación
aparecieron fuerzas centrífugas que formaron los planetas. La baja velocidad de
rotación del Sol no podía explicarse. La versión moderna de esta teoría asume
que la condensación central contiene granos de polvo sólido que crean roce en
el gas al condensarse el centro. Finalmente, luego de que el núcleo ha sido
frenado, su temperatura aumenta, y el polvo es evaporado. El centro que rota
lentamente se convierte en el Sol. Los planetas se forman a partir de la nube,
que rota más velozmente.
Teorías
más modernas, como la de Lyman Spitzer afirman que la nebulosa primitiva se
vio sometida a presiones por la radiación de las estrellas vecinas, lo que
provocaría la agrupación materia en ciertas regiones y así se desencadenaría el
mecanismo de acreción por gravedad. Esta teoría no implica que los planetas
nacieran de material caliente, sino que la presión y la radiación darían lugar
al calentamiento, hasta provocar reacciones termonucleares en el Sol.
Las observaciones de estrellas muy
jóvenes, indican que están rodeadas de densos discos de polvo. Aunque todavía
hay dificultades para explicar algunas de las áreas problemáticas esbozadas
arriba, en particular la forma de disminuir la rotación del Sol, se piensa que
los planetas se originaron a partir de un denso disco, formado a partir del
material de la nube de polvo y gas, que colapsó para formar el Sol. La densidad
de este disco debe ser suficientemente alta como para permitir la formación de
los planetas, y suficientemente baja, como para que la materia residual sea
soplada hacia afuera por el Sol, al incrementarse su producción de energía.
Las teorías nebulares implican que
antes de la existencia del sistema solar una estrella al final de su vida se
convirtió en una supernova que durante miles de años liberó material estelar al
espacio, finalmente al colapsar, explotó dando origen al material constitutivo
del Sol y los planetas agrupados en una gran nebulosa. Este material fue creado
por las reacciones de fusión nuclear en el núcleo de la estrella (H, He, Ca, y
otros) así como por la formación de elementos más pesados en momento mismo de
la explosión. La nube así formada viaja por el espacio con un movimiento
rotatorio o movimiento angular, remanente del propio movimiento de la estrella
primitiva. La evidencia de una posible explosión de supernova de formación
previa aparece en forma de trazas de isótopos anómalos en las pequeñas
inclusiones de algunos meteoritos. La abundancia de estrellas múltiples y
binarias, así como de grandes sistemas de satélites alrededor de Júpitery Saturno,
atestiguan la tendencia de la nubes de gas a desintegrarse fragmentándose en
sistemas de cuerpos múltiples.
Para estas teorías, en principio los
planetas terráqueos eran grandes masas de roca fundida con núcleos de hierro
que se encontraban bombardeadas por múltiples meteoritos que aún vagaban
solitarios por el campo en formación de lo que sería el sistema solar, huella
de estas colisiones y como una de las pruebas de la teoría del acrecentamiento
son las múltiples formaciones de cráteres y grietas en todos aquellos planetas
que no poseen atmósfera gaseosa y que han estado protegidos de la erosión
climática, igualmente se cree que debido al impacto entre objetos masivos
resultaron variaciones en los ejes de los planetas (como Neptuno que muestra el polo al Sol) y las direcciones de
giro (como en el caso de Venus que es contrario a la de los demás
objetos).
También explica la presencia de
satélites como los de Marte que no se han formado in situ sino que
han sido atrapados por la gravedad del planeta. Este acrecentamiento llevó
miles de millones de años hasta que las masas ya formadas comenzaron a
enfriarse y a recibir mucha menor cantidad de impactos del espacio. Aunque las
teorías nebulares tengan como modelo un comienzo caliente esto no es necesario.
No obstante, el comienzo caliente de la Tierra parece necesario para explicar la
falta de elementos ligeros en los planetas, y que se encuentran en el Sol:
hidrógeno y helio principalmente. También parece necesario para explicar porqué
los materiales más pesados se encuentran mayoritariamente en el interior de la
Tierra: hierro y níquel principalmente.
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