viernes, 7 de marzo de 2014

ESPACIO GEOMÉTRICO Y ARQUITECTÓNICO


El concepto de espacio no es unívoco. Debe abordarse con una gran apertura de ideas. Es espacio arquitectónico no puede reducirse ni al espacio físico ni a la dualidad espacio interior-exterior, ni siquiera al concepto de parcelación habitable.

“El espacio arquitectónico posee un rasgo absolutamente diferencial: es creado por el hombre para el uso del hombre”

Por otro lado, la Geometría elabora modelos matemáticos capaces de describir parcelas concretas del espacio. Cabe considerar así el espacio geométrico, como una aportación teórica, sugerente y clara al estudio de ciertas facetas formales del espacio arquitectónico.

La realización de un proyecto arquitectónico introduce en el ambiente una alteración, una alteración espacial. Volúmenes, superficies, líneas y sus articulaciones plásticas y cromáticas concurren juntas al crear, tanto en el interior como en el exterior del edificio, espacios cuya calidad dependerá también de la relación dimensional con el hombre. El espacio es siempre, en alguna medida, dinámico, precisamente porque es visible y disfrutable desde diferentes puntos de vista, y porque nunca es posible hablar de un solo espacio: por lo menos son dos, el exterior y el interior; pero habitualmente son muchos más, porque hasta un edificio sencillo presenta numerosas articulaciones.

En el exterior, Kahn defiende que se debe buscar la capacidad evocativa que las formas geométricas puras poseen intrínsecamente. El significado debe dejarse implícito, latente, con voluntad de permanecer y nunca quedar del todo explicado. En este sentido es heredero de Wright y de su predilección por las formas y volúmenes elementales. Para entrar en la definición del concepto de espacio arquitectónico, expondré la definición de Nikolaus Pevsner:

“Un cobertizo para guardar bicicletas es un edificio. La catedral de Lincoln es una obra de arquitectura. Todas o casi todas las estructuras que delimitan un espacio de medida suficiente para que se mueva un ser humano, son un edificio... Un edificio puede provocar sensaciones estéticas de tres maneras: La primera de estas maneras es en dos dimensiones; es la manera propia del pintor. Son sensaciones producidas por el tratamiento de la superficie, por las proporciones, por las relaciones de los vacíos con los llenos y por la ornamentación. La segunda, en tres dimensiones, trata el edificio como un volumen, es la manera del escultor. Es estéticamente significativo el tratamiento exterior de un edificio en su conjunto, sus contrastes, los efectos. La tercera manera también es en tres dimensiones, pero se refiere al espacio; mas que las anteriores es propia del arquitecto. Las sensaciones estéticas se provocan por el efecto en nuestros sentidos del tratamiento del interior, la sucesión de los ambientes, el ensanchamiento de una nave en el crucero, el movimiento majestuoso de una escalinata barroca. Lo que distingue la arquitectura de la pintura y de la escultura es su característica espacialidad. En este campo, y sólo en este campo, ningún otro artista puede emular al arquitecto. Por tanto, la historia de la Arquitectura es, ante todo, la historia del hombre que modela el espacio”.

La definición la recoge también Bruno Zevi
“... la pintura actúa en dos dimensiones, aunque pueda sugerir tres o cuatro. La escultura actúa en tres dimensiones, pero el hombre se queda en el exterior, separado. En cambio, la arquitectura es como una gran escultura excavada en cuyo interior el hombre penetra y camina”

Volviendo al proceso proyectual de un edificio, para formular su esquema, el arquitecto deberá emplear un medio de representación preciso y fiable. Este medio se lo proporciona la GEOMETRÍA DESCRIPTIVA, y sobre todo, la GEOMETRÍA EUCLIDEA, que es la geometría base del arquitecto al tratar la economía del espacio, aunque también puede recibir ayuda de otra geometría, la GEOMETRÍA PROYECTIVA, que es la base matemática de la descriptiva.


La arquitectura no puede expresarse ni comunicarse más que con medios gráficos y éstos tienen gran importancia porque, convenientemente elegidos y usados con maestría, pueden efectivamente representar y simular la deseada realidad proyectual. Es muy difícil, por ejemplo, proponer soluciones si no se conoce la geometría de una estructura, por ejemplo. Para el técnico, la forma es una ecuación matemática; para el arquitecto es además proporción, espacio y armonía.


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