LA TRANSMISIÓN DEL CONOCIMIENTO
Considerando
que la matemática es un “objeto de enseñanza”, este puede transmitirse. Quien posee
el conocimiento puede ofrecerlo a quien no lo posee, sin riesgo de que el
conocimiento se modifique en el proceso de transmisión.
La tarea
del profesor consiste en “inyectar” el conocimiento en la mente del estudiante
a través de un discurso adecuado. El estudiante por su parte, no puede
modificar la estructura del discurso, su tarea consiste en decodificarlo. La didáctica
bajo este punto de vista, busca optimizar la tarea del profesor mediante una
especie de combinatoria de contenidos, generalmente apoyada en preceptos
universales, y poniendo especial énfasis en el contexto de la justificación,
como estado superior del conocimiento.
La evaluación
del aprendizaje, bajo esta concepción, queda definida de manera clara: los
mismos contenidos que el profesor transmite inequívocadamente mediante su
discurso, serán demandados al estudiante, quien deberá responder con un
discurso análogo. Aunque se reconocen diferencias entre los estudiantes (de inteligencia,
de actitud, de motivación) estas diferencias se borran al solicitar respuestas
únicas y universales, centradas principalmente, en el contexto de
justificación.
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